Ah, las vacaciones de invierno: un momento propicio para descansar, relajarse y ¿desconectarse del teléfono?
Según un estudio de Electronics Hub, Chile es uno de los países que más tiempo dedican a las redes sociales: diariamente las personas destinan 3 horas y 28 minutos a revisarlas. Además, nuestro país está en el octavo lugar a nivel mundial si consideramos el tiempo de exposición a las pantallas, con más de ocho horas diarias.
Pues bien, ahora pregúntate: ¿uso mucho mi teléfono?
Si la respuesta es afirmativa, este artículo es para ti. Acá te presentaremos algunas tendencias que permiten explicar el porqué de nuestra adicción al teléfono y qué podemos hacer para remediar ese comportamiento o, al menos, amortiguarlo.
Que en estas vacaciones de invierno —o de verano, si tienes que esperar— tu teléfono no sea el centro de atención.
Según la Real Academia Española, una adicción se define por la “dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico”.
En rigor, una adicción al teléfono móvil no sería muy diferente de otros tipos de adicciones, como las drogas o las apuestas, aunque los psicólogos suelen hablar también de un “uso problemático” del teléfono.
Según el sitio Cognition Today, hay dos indicadores a los que deberías prestarle atención si quieres detectar signos de adicción al teléfono:
“La gente a menudo se vuelve adicta al teléfono porque quiere escapar de la realidad, ganar karma social, afrontar el estrés causado por la ansiedad social y la baja autoestima, seguir su codicia por la validación social, los me gusta y otros tipos de recompensas, o jugar a juegos gratificantes”, dice Aditya Shukla en Cognition Today.
La gratificación juega un rol en esto. Veamos un poco más.
Como explican en Nius, los teléfonos y sus aplicaciones son máquinas eficientes para entregarnos recompensas fáciles y rápidas que llevan a nuestro cerebro a segregar dopamina, un neurotransmisor que, en la práctica, nos conduce a seguir buscando más recompensas.
Así, cuando recibes un “Me gusta” de Instagram o ganas algún beneficio en un juego móvil, tu cerebro demanda más de aquello que te hizo sentir tan bien. Nuestros teléfonos están optimizados para motivarnos a incrementar ese comportamiento.
De ahí que las aplicaciones de redes sociales hayan perfeccionado sus mecanismos de uso, reduciendo la fricción —los pasos, los obstáculos— para facilitar la adopción y el uso masivo de sus plataformas.
Es difícil cortar de golpe la dependencia extrema al teléfono. Lo que acá te entregaremos son ideas y recomendaciones para gradualmente usar menos este dispositivo.
Otra alternativa es que instales una aplicación como one sec. ¿En qué consiste? Cada vez que abres una red social en tu teléfono, one sec te “fuerza” a respirar durante algunos segundos y luego te pregunta si quieres abrir esa red o no. Sus creadores aseguran que, en promedio, esta aplicación puede reducir un 57% el uso de redes sociales.
Si quieres ir un paso más allá y comenzar a desprenderte de tu teléfono —especialmente en vacaciones o días de descanso—, toma en consideración las siguientes ideas:
Si ninguna de estas alternativas te parece factible, te dejamos otra: no ocupes tu teléfono para todo. Usa distintos dispositivos para distintas tareas. Por ejemplo, un notebook o computador de escritorio para trabajo; un tablet para entretenimiento y un teléfono para comunicación.
Finalmente, romper un mal hábito a veces implica reemplazarlo con otro hábito —un mejor hábito— que genere las mismas satisfacciones. Te dejamos nuestro artículo con el método de James Clear, autor del libro superventas Hábitos atómicos.
La actualización de conocimientos respecto al cálculo del Subsidio por Incapacidad Laboral fue valorado por los equipos de las Cajas de Compensación.
En la instancia se conversó sobre el rol de las Cajas de Compensación en el sistema de protección social, además de cómo profundizar y consolidar su aporte al bienestar de los chilenos.
Las principales preocupaciones son la cobertura y financiamiento de su salud y de personas con discapacidad, cesantía, acceso a créditos, imposibilidad de ahorrar y de su futura pensión.
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